
Tomando prestado el título de una canción de mis adorados Ramones, quiero expresar desde este foro mi más “sincera repulsa” a los Premios Príncipe de Asturias, ese invento para que unos cuantos se pongan morados de canapés y que, según esos mismos, coloca a Oviedo en el escenario internacional. Anda que les importa un cojón en Navarra, por ejemplo, a quién le dé los premios la Fundación.
ASTURIAS DE MIS AMORES
Me indigna, además, esa puñetera imagen de Asturias, con los gaiteros y los escanciadores, acompañando todo acto que se precie. “Ye lo que hay”. Supongo que no estarán de acuerdo conmigo los hosteleros, bulevar de la sidra y demás sector servicios, a los que les encantará.
Particular repulsa me producen algunos de los premiados, como Fernando quejica Alonso el año pasado. ¿No merecía más ese premio Schumacher, siete veces campeón del mundo?. Algún asturiano regordete y miembro de su peña, como los que veo en los telediarios en el Auditorio ovetense me replicaría: “Cagun mimanto esi ye un tramposu y un babayu”.
O a National Geographic, esa sociedad que de geográfica tiene poco y que recuerda un poco a esas expediciones del siglo XIX en las que unos cuantos aristócratas ricos aburridos se iban al África o al Polo Norte de aventura. Si sus méritos fueran sus fotografías estaría de acuerdo, son insuperables. Aunque tienen un truco: leí un día una entrevista a un fotógrafo de la revista en la que explicaba como para hacer las ocho que se publicaron tuvo que tirar ¡diez mil! fotos. Así cualquiera, no te jode... Y seguro que tiró los carretes sobrantes en medio del Amazonas, por aquello de ser ecológico...
Pero bueno, multitud de ovetenses saldrán a la calle a ver al principito y a la Leti, si no está enferma de su embarazo, que menudo chollo de trabajo ha encontrado (el resto de féminas se tienen que conformar con las bajas maternales). Feliz el pueblo, con sus móviles y cámaras digitales en alto buscando inmortalizar el momento...
Quién estuviera (o estuviese) en Asturias...